EL LOBO DE WALL STREET

El lobo está hambriento… Y Scorsese también

Scorsese ha vuelto y lo ha hecho a lo grande. Con su actor fetiche (cómo no) Leonardo DiCaprio, ya totalmente entregado, el director neoyorquino vuelve a dar una lección de cine, y demuestra que 180 minutos de cine, si son buen cine, te saben a poco (el metraje original dura 240, seguramente en la versión doméstica los veremos). Cien millones de dólares para una película que estuvo a punto de no ver la luz al no encontrar productoras que la financiasen. Al final, la unión de la productora del propio DiCaprio, Appian Way, junto a otro conglomerado de ellas (como si de un proyecto amateur se tratase) nos permitió ver esta delicia. Realmente hubiese sido un crimen, del tamaño de los de Belfort, no haber podido hacerlo.

La cámara de Scorsese se vuelve loca en esa enorme oficina llena de ordenadores y folios, donde todos los empleados lucen traje, corbata y elegantes vestidos, pero donde el decoro, las formas y el respeto brillan por su ausencia. La escena no difiere demasiado a lo que pasaría si metemos a doscientos chimpancés en una gran sala. Sólo que estos doscientos hombres y mujeres no son chimpancés. Trabajaban para una empresa que movía miles y miles de millones de dólares… Obviamente, no los suyos, sino los de sus clientes. Lo hacían con impunidad, con ansia, con fervor, con pasión… Realmente Jordan Belfort creó su propia religión, la religión del dinero, tan presente en Wall Street y en la mayoría de las grandes empresas. La rocío con sexo, mujeres, drogas, alcohol, caprichos, excesos… Lo que se puede encontrar hoy en día, sólo que con poco tacto y secretismo. Pero ‘El lobo de Wall Street’ nos cuenta la historia (real) de un joven que salió de la nada, sin un centavo, que partió desde cero, y que llegó a general millones de dólares en apenas horas. Que llegó a tener tanto dinero que no sabía bien cómo gastarlo. Que perdió todas sus formas y principios porque el panorama no se los requería.

DiCaprio vuelve a pedir a gritos (como los que da en la película) el Oscar, lleva tiempo haciendo méritos más que suficientes… Los académicos deberían comprender que la carita bonita que se ahogó en ‘Titanic’ hace tiempo que se fue, y en su lugar tenemos a un señor actor que ha hecho diferentes registros con sobresaliente en la mayoría de ellos. Jonah Hill, que cobró el salario mínimo para poder salir en la película, realiza una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha, sino la mejor, y Margot Robbie da el contrapunto de belleza, sensualidad y ambición perfecto. Por el camino, las voces que afirman que ‘El lobo de Wall Street’ podría ser de lo mejor de Scorsese tras ‘Uno de los nuestros’. ¿Qué mas da? Lo importante es que el neoyorquino se ha reencontrado consigo mismo, realiza una película canalla e imponente, caiga quien caiga, recordando eso sí, que poca diferencia existe entre la mafia siciliana y la mafia que circula por Wall Street. Todo, para dejarnos una pregunta en el aire: ¿Serían ustedes capaces de venderme un lapicero? Belfort sí, no lo duden. D.E.

Puntuación: 8

Trailer: http://www.youtube.com/watch?v=5DcJRoyDx3s

Sinopsis:

La película (basada en hechos reales) nos narra las argucias del corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort, desde que sus comienzos, a medidas de los ochenta, hasta la cima de su éxito, cuando conseguía ganar millones de dólares en apenas horas. Pero el éxito de Belfort estuvo rodeado también de excesos con las drogas, las mujeres, los caprichos y la policía. Un cóctel peligroso que podía explotar en cualquier momento, como así acabó sucediendo.

Citas:

“El juego consiste en pasar el dinero del bolsillo de tu cliente a tu bolsillo”

“La verdadera pregunta es: ¿Todo esto era legal? Por supuesto que no”

“Déjenme decirles algo. No hay nobleza en la pobreza. He sido un hombre rico y un hombre pobre. Y escojo la vida de rico a cada maldito momento. Al menos como un hombre rico encaro mis problemas y los meto atrás de una limosina usando un traje de 2.000 dólares y un reloj de 4.000 dólares”

“Véndeme este lapicero”

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